Juana Mesloba
-Aló!…
-… ¡llegaron los perros! ¡Están en la puerta!
El susurro detona sus miedos, como esquirlas que se le clavan en la carne.
Ascienden olisqueando escalón por escalón, las babas caen sobre las botas, sus músculos transpiran violencia.
Corre a la cocina, gira la válvula del gas y espera.
Los perros tumban la puerta, penetran devastándolo todo, llegan a la cocina; ella lanza la cerilla al aire y se arroja al vacío, mientras llueven lenguas de fuego sobre los perros.